Cómo vender las ofertas de tu hotel sin depender de descuentos

Persona comprando una oferta de hotel online con tarjeta de débito.

En temporada baja, cuando las reservas son pocas, o cuando hay que mover habitaciones rápido, la reacción más común suele ser lanzar una promoción. Algo breve, con algún descuento, quizás con desayuno incluido o una noche extra. Y si bien a veces eso funciona, muchas otras no pasa nada.

Eso no significa que las ofertas no sirvan. Significa que necesitan algo más que existir. Porque el problema no es solo qué promoción haces, sino cómo la piensas, a quién se la muestras y cómo la comunicas para que de verdad conecte.

En este artículo vamos a hablar de cómo diseñar y vender ofertes de tu hotel, cómo moverlas de forma simple y cómo darle el contexto que necesita para lograr los resultados que esperas.

Diseña ofertas con propósito, no por llenar espacios

No todas las promociones tienen sentido solo porque hay una fecha especial cerca o porque bajaron las reservas. Una buena oferta busca solucionar una necesidad clara, ¿qué quieres lograr con ella?: ¿Atraer a nuevos huéspedes?, ¿fidelizar a los que ya conoces?, ¿cubrir una semana floja en el calendario?

Cuando una oferta se lanza sin tener claro para quién está pensada, corre el riesgo de fallar, o de atraer al tipo de cliente equivocado. Por eso, antes de bajar el precio o sumar un extra, deberías pensar:

  • ¿A qué tipo de huésped quiero atraer con esta promoción?
  • ¿Está diseñada para resolver algo real? ¿O es solo un parche rápido?
  • ¿Tiene un mensaje claro, que no necesite explicaciones largas?

Una buena oferta puede ser tan simple como una escapada de fin de semana con desayuno extendido, pero debe tener sentido para alguien. Porque cuando respondes a una necesidad concreta, es más probable que quien la vea diga “esto es justo lo que buscaba”.

Aprovecha lo que ya tienes: canales propios y datos reales

No siempre hace falta lanzar una campaña pagada para mover una promoción. A veces, la clave está en usar mejor lo que ya tienes a mano.

Si cuentas con una base de datos de huéspedes anteriores, una comunidad en redes o visitas constantes a tu sitio web, entonces ya tienes canales valiosos para vender tus ofertas.

  • ¿Tienes una lista de correos?: Un mensaje claro y directo con una promoción exclusiva puede funcionar mucho mejor que un anuncio genérico.
  • ¿La mayoría de tus seguidores en redes son locales?: Tal vez una escapada de fin de semana con cena incluida, tenga más sentido que una oferta para turistas extranjeros.
  • ¿Sabes qué servicios suelen elegir tus huéspedes?: Usa esa información para adaptar una promoción (en lugar de inventar algo desde cero), puede darte mejores resultados.

Lo que queremos resaltar es que, antes de salir a buscar nuevos clientes, mira lo que ya conoces. Muchas veces, las mejores respuestas están en los datos que ya tienes.

Usa contenido real como parte de la promoción

Si un huésped dejó una reseña hablando de lo mucho que disfrutó el desayuno en la terraza o lo bien que descansó en la habitación, eso vale más que cualquier frase publicitaria.

Incluir fragmentos de comentarios, mostrar fotos auténticas (no solo las de catálogo) o incluso compartir mensajes de WhatsApp o correos de agradecimiento (con permiso, claro) puede darle credibilidad y calidez a tu oferta.

No es necesario armar una producción, puede ser una imagen sencilla hecha en Canva acompañada por una frase genuina. Por ejemplo:

“Ubicación excelente y desayuno delicioso. Volvería y lo recomiendo.”
— Clara, huésped en octubre 2023

Ese tipo de contenido no se siente como una venta forzada. Se percibe como una recomendación. Y cuando se trata de promociones, generar confianza muchas veces es más importante que destacar el descuento.

Crea urgencia sin sonar desesperado

Una promoción sin fecha de cierre clara suele quedar en el olvido. Pero exagerar con el “última oportunidad” cada semana también desgasta. La urgencia es una herramienta poderosa, siempre que se use con criterio.

La clave está en que el huésped sienta que hay una razón para reservar ahora y no más adelante. Algunas formas sutiles de generar ese impulso sin agobiar:

  • Ofertas activas por un número limitado de noches.
  • Beneficios extra solo para quienes reserven dentro de un plazo específico.
  • Tarifas exclusivas para reservas hechas directamente desde la web.

No se trata de apurar por apurar. Se trata de dar un motivo real para tomar la decisión en ese momento, sin que parezca que estás rematando habitaciones.

Cuenta una historia detrás de la oferta

Una promoción no debería empezar con un porcentaje de descuento. Debería empezar con una imagen, una sensación o una idea que conecte con lo que el huésped está buscando.

No estás vendiendo una habitación más barata. Estás ofreciendo un espacio para desconectar, una noche de reconexión en pareja, una escapada que no necesita excusas.

Cuando una oferta nace de una historia, es más fácil que alguien se identifique con ella. Por ejemplo:

“Tres días para olvidarte del trabajo. Dos noches en la montaña, con cena, desayuno en la cama y tiempo de sobra para despejarte y disfrutar en pareja.”

Eso vende más que decir “20% de descuento en habitación doble”. Porque las emociones mueven más que los números.

Ideas que puedes adaptar a tu hotel

A veces lo que bloquea no es la falta de creatividad, sino no saber por dónde empezar. Piensas en una promoción, pero no sabes bien qué ofrecer o cómo plantearla. En lugar de repetir lo mismo de siempre, puede ser útil partir de situaciones concretas que ya conoces en tu propio hotel.

  • Si tus huéspedes suelen quedarse solo una noche:
    Ofrece un «plan de relajo extendido» con salida tardía y desayuno en la habitación.
  • Si recibes muchas familias los fines de semana:
    Promoción “niños sin cargo” + desayuno infantil
  • Si tienes habitaciones que no se ocupan entre semana:
    Lanza una “escapada de martes a jueves” con una mejora gratis o cena incluida.
  • Si hay eventos o ferias cerca de tu zona:
    Crea un pack con traslado al evento o una bebida de cortesía al regreso.
  • Si te visita gente de la misma ciudad:
    Ofrece promociones de “escapada urbana” para parejas locales, con detalles sencillos como velas, vino o desayuno en la cama.

No se trata de hacer algo espectacular cada vez, sino de pensar en qué momento específico puede entrar esa oferta y a quién le puede resultar atractiva. Lo que más vende es lo que se siente pensado para quien lo ve.

Revisa qué funciona y qué no

Crear una oferta es solo la mitad del trabajo. La otra mitad es mira qué tan bien funcionó. Y eso no significa solo contar cuántas reservas trajo, sino entender qué canales movieron más tráfico, qué mensajes generaron clics o incluso qué tipo de huésped terminó reservando.

Algunas preguntas que conviene hacerse después de lanzar una promoción:

  • ¿Por dónde se enteraron los huéspedes?
  • ¿Qué tipo de contenido generó más interacción?
  • ¿La promoción atrajo al público que esperabas?
  • ¿Cuánto tiempo estuvo activa? ¿Fue suficiente o demasiado?

Si logras tener ese registro, incluso de forma simple (una planilla o un archivo compartido), vas a poder tomar decisiones mucho más acertadas la próxima vez.

Menos rebajas, más intención

Las promociones no son el enemigo de la rentabilidad, pero tampoco el salvavidas que lo arregla todo. Bien pensadas, pueden ayudarte a llenar habitaciones, a atraer nuevos públicos o a reconectar con quienes ya te conocen. Mal planteadas, solo terminan confundiendo al huésped o devaluando tu propuesta.

El precio es parte del mensaje, pero no es el único. Lo que de verdad te va a diferenciar no es cuánto cuesta tu habitación, sino cómo comunicas el valor que ofreces y a quién estás buscando con esa promoción.

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