Cuando se habla de marketing digital, parece que hay que estar en todos lados: redes sociales, campañas de Google, plataformas de reservas, email marketing, blogs, influencers, en fin, la lista es larga. Pero en un hotel pequeño, donde el tiempo es limitado y el equipo suele hacer de todo un poco, esa idea de estar “en todas partes” no solo es irreal, también es innecesaria.
Lo que realmente importa no es cuántos canales usas, sino si esos canales te acercan a las personas correctas y te ayudan a vender mejor lo que ya sabes hacer bien. No se trata de volverse experto en algoritmos, sino de elegir con criterio dónde poner tu energía.
Este artículo propone eso: un repaso honesto y aterrizado sobre los canales que realmente valen la pena para un hotel pequeño. Los que suman visibilidad, confianza y reservas, sin exigirte más de lo que puedes sostener.
Tu sitio web es más importante que cualquier red social
Aunque las redes sociales están más presentes que nunca, el sitio web sigue siendo el centro de tu estrategia digital. No por una cuestión estética o porque “hay que tener uno”, sino porque es el único canal que controlas completamente. Es el lugar donde tu hotel habla con su propia voz, sin filtros ni algoritmos de por medio.
Un sitio bien armado no necesita ser complejo ni costoso. Solo tiene que cumplir con algunas cosas básicas: cargar rápido, verse bien desde el celular, mostrar con claridad la información clave (tarifas, servicios, contacto, ubicación) y transmitir confianza. Si además permite reservar directamente, mejor. Pero si no llegas a eso todavía, al menos que sea un espacio limpio, claro y útil, donde el huésped pueda tomar la decisión de reservar sin complicarse.
Cuando un viajero te descubre en una red social, en una OTA o por recomendación, casi siempre va a querer ver más. Y lo primero que va a hacer es buscar tu página. Si lo que encuentra lo confunde, lo abruma o directamente no lo convence, probablemente elija otra opción.
Por eso, antes de pensar en publicar todos los días en Instagram o en invertir en campañas pagas, pregúntate si tu sitio web está funcionando como debería. Porque ese es el lugar donde empiezan la mayoría de las reservas directas.
Las OTAs: un canal útil si se gestiona con criterio
Las agencias de viaje online, como Booking, Expedia o Airbnb, entre otras, suelen generar sentimientos encontrados en los hoteles pequeños. Por un lado, ayudan a llenar habitaciones. Por otro, se quedan con una parte importante de la ganancia. Pero lo cierto es que, bien usadas, pueden ser una vitrina muy efectiva.
Muchas veces, la primera impresión que un huésped tiene de tu hotel ocurre en una OTA. Y no está mal que así sea, el problema no está en aparecer ahí, sino en depender exclusivamente de ese canal. Lo ideal es usar las OTAs como una puerta de entrada, y tratar de que la relación con el huésped avance fuera de esas plataformas.
Para lograrlo, es importante que mantengas tu perfil actualizado, con fotos reales y atractivas, una descripción clara y tarifas alineadas con tu sitio web. Si alguien te descubre ahí, pero después busca más información por su cuenta, debería encontrar coherencia y confianza en todo lo que vea.
No necesitas pelearte con las OTAs. Solo necesitas tener claro que son un canal de visibilidad, no el centro de tu estrategia. Si las usas como apoyo, y no como único recurso, puedes aprovechar sus beneficios sin quedar atrapado en sus reglas.
Redes sociales bien manejadas
Las redes sociales pueden ayudarte a mostrar el lado más humano, visual o cotidiano de tu hotel. Pero si tratas de estar en todas al mismo tiempo, probablemente termines agotado y sin resultados concretos.
No necesitas estar en todas partes. Lo importante es elegir una o dos plataformas donde tu público realmente esté activo, y generar contenido simple, auténtico y coherente con lo que tu hotel ofrece. Para algunos será Instagram, para otros Facebook o incluso TikTok, dependiendo del tipo de huésped que quieres atraer.
Publicar con constancia no significa hacerlo todos los días. Basta con tener una presencia regular, evitar que tu perfil quede abandonado y mostrar pequeños fragmentos de tu día a día: una habitación recién armada, una vista linda, un desayuno servido con cariño. Esos detalles, más que las grandes campañas, son los que generan conexión.
Si no tienes tiempo para producir contenido constantemente, no pasa nada. Mejor poco y bien hecho que mucho sin alma. Las redes son útiles, pero solo cuando se integran a tu realidad. De lo contrario, pueden terminar generando más frustración que reservas.
Email marketing: útil, pero solo si lo haces con intención
El correo electrónico no ha pasado de moda, pero tampoco funciona por sí solo. En un hotel pequeño, puede ser una herramienta muy valiosa si se usa bien, con mensajes puntuales y pensados para conectar, no solo para vender.
No se trata de enviar correos todos los meses por obligación. Se trata de hablarle al huésped en los momentos adecuados: después de su estadía, para agradecerle o pedir una reseña; antes de una fecha especial, con una promoción que tenga sentido; o quizás una o dos veces al año, para contarle alguna novedad del hotel o ofrecerle un beneficio exclusivo por volver.
Lo importante es no saturar, no sonar genérico y no usar plantillas que parezcan escritas para cualquiera. Un correo breve, claro y con tono humano puede tener mucho más impacto que una campaña cargada de diseño.
Y por supuesto, siempre con respeto por los datos. Si alguien te dejó su correo, cuídalo. No lo uses solo para vender, úsalo para mantener una relación.
Google Business Profile, un recurso olvidado
Muchos hoteles pequeños se enfocan en redes o en OTAs, pero descuidan su perfil en Google, ese que aparece cuando alguien busca el nombre del hotel o algo como “hoteles en Madrid”, y es un error.
Tener tu perfil actualizado en Google Business Profile no cuesta nada, y puede tener un impacto directo en las reservas. Ahí es donde la gente mira horarios, dirección, fotos, reseñas y hasta cómo llegar. Y muchas veces, esa ficha es la primera impresión real que alguien se lleva de tu hotel.
Lo mínimo que deberías hacer es asegurarte de que toda la información esté correcta, subir algunas fotos actuales (aunque no sean profesionales) y responder los comentarios, incluso los negativos, con tono cordial.
Además, Google suele priorizar los perfiles activos en los resultados de búsqueda. Así que, con un poco de constancia, puedes aumentar tu visibilidad sin pagar un centavo. Es un canal silencioso, pero potente. Si lo trabajas bien, puede convertirse en uno de tus mejores aliados.
¿Y la publicidad paga?
Invertir en anuncios, ya sea en redes sociales o en Google, puede funcionar, pero no es una solución mágica. Y mucho menos si no tienes objetivos claros ni una idea realista de qué esperar a cambio.
Antes de poner dinero en campañas, pregúntate para qué lo haces: ¿querés atraer más tráfico a tu sitio?, ¿llenar fechas específicas?, ¿promocionar un paquete nuevo? Si no hay una respuesta concreta, lo más probable es que termines gastando sin obtener resultados visibles.
Además, si no cuentas con alguien que sepa manejar campañas o analizar resultados, puede que la inversión no rinda lo suficiente. En esos casos, a veces conviene más invertir ese dinero en mejorar tu sitio, en producir buenas fotos o en fortalecer tu presencia orgánica.
La publicidad paga no está descartada, pero es una herramienta que conviene usar con cuidado, sabiendo muy bien cuándo, cómo y con qué propósito.
Menos canales, mejor elegidos
La idea de “estar en todas partes” puede sonar bien en teoría, pero en la práctica satura, desgasta y rara vez da buenos resultados, sobre todo cuando manejas un hotel pequeño y el tiempo no alcanza para todo.
Elegir bien tus canales de marketing digital no significa limitarte, significa priorizar. Un sitio web claro, un perfil bien trabajado en Google, presencia cuidada en una red social y una relación sana con las OTAs pueden darte mucha más visibilidad y muchas más reservas que estar en diez plataformas sin poder atender ninguna como corresponde.
Lo que realmente marca la diferencia no es la cantidad de canales donde estás, sino cómo comunicas lo que ofreces, dónde lo haces visible y cómo lo haces sentir confiable. Si eso está bien, el marketing deja de sentirse como una obligación y empieza a funcionar como una herramienta real de crecimiento.